MARACUYÁ O FRUTA DE LA PASIÓN
¿Alguna vez se han preguntado porque en muchos países la maracuyá es llamada fruta de la pasión?
Seguramente sí, y la respuesta que se han imaginado ( qué tiene propiedades afrodisíacas) sorprendente dista mucho de la razón por la cual esta deliciosa fruta recibe este nombre, pues su consideración como pasionaria es más de índole religioso, que sexual.
Del maracuyá -o passiflora edulis-, todo nos parece interesante, desde su forma, pasando por su flor, hasta el origen de su nombre y su denominación popular como fruta de la pasión. Si abren un maracuyá a la mitad verán un conglomerado de semillas envueltas en una especie de néctar viscoso, una apariencia que, según se cree, dio lugar al término guaraní de “mburucuyá”, que quiere decir “criadero de moscas”.
Pero más allá del nombre de maracuyá, que se aplica tanto a la planta como al fruto, la asignación del sobrenombre de “fruta de la pasión” para el fruto, está íntimamente relacionado con la forma de la planta, y no guarda relación alguna con los hipotéticos efectos afrodisíacos del fruto. Fueron los colonizadores españoles quienes, al observar el color y la estructura de la flor del maracuyá, le dieron a ésta un valor simbólico en relación con la figura de Cristo. Así, el grupo de diez pétalos y sépalos de la flor del maracuyá se corresponderían con los 10 apóstoles (todos menos Pedro y Judas), los 5 estambres, con los 5 estigmas de Cristo; y los 3 pistilos, con los clavos de la cruz. El color violeta, por su parte, siempre ha tenido atribuciones de índole religioso, y ha sido relacionado directamente con la pasión de Jesucristo.